¿Puede Apestoso aprender a compartir su nauseabundo pantano con el chico nuevo?
Stinky es un monstruo al que le encantan los pepinillos y las zarigüeyas, pero al que le aterra la gente. Cuando un niño nuevo entra en su pantano, el pequeño monstruo idea locos planes para ahuyentarlo.
Este divertidísimo y enternecedor cuento de la increíblemente talentosa Eleanor Davis demuestra que incluso los monstruos pueden hacer nuevos amigos... con verrugas y todo.
En Cómo ser feliz, personas de todo tipo -tristes, solitarias, fuertes o seguras de sí mismas- tratan de encontrar un poco de felicidad en la vida. Teñidas de ciencia ficción y fantasía, los relatos gráficos reunidos en este volumen están anclados en la vida contemporánea: gerentes que parten en busca del Edén; dos hermanas, vestidas con sus trajes medioambientales antitóxicos, que se despiden de su padre moribundo, o personas que intentan llenar sus vacíos interiores con bebés, yoga y pan sin gluten. Eleanor Davis logra una rara y sutil conmoción en sus narraciones, que son a la vez convincentes y elusivas, plagadas de misterio y resonancia emocional.
Estado policial, guerra con armas químicas, urgencia medioambiental... En una sociedad cada vez más terrorífica, Hannah y Johnny están intentando tener un bebé. Cada uno se enfrenta de manera muy diferente a ese futuro plagado de esperanzas y temores: mientras Johnny huye cada vez más de la realidad, Hannah se involucra en la militancia contra el uso de las armas químicas y la lucha por la igualdad. Pero la represión policial, la incertidumbre que atraviesa la pareja y la relación cada vez más estrecha de Hannah con una amiga activista más radical hacen que empiece a tambalearse su visión del mañana.
Eleanor Davis plasma su viaje de 2.500 kilómetros desde Arizona hasta Georgia, un periplo donde entrechocan libertad, superación, soledad y solidaridad Eleanor Davis, una de las nuevas promesas del cómic alternativo estadounidense, emprende un viaje en bicicleta desde Arizona hasta Georgia. Está en una etapa de su vida en la que no se encuentra bien, y decide proponerse ese desafío. Ha llevado con ella su cuaderno y, cada día, dibuja y apunta los kilómetros alcanzados, la velocidad superada, sus paradas técnicas, sus encuentros, y sobre todo sus estados de ánimo. En la carretera experimenta autosuficiencia y superación, pero también soledad y hartazgo. Habla de la sensación de extrema libertad, de notar su cuerpo soberano , pero también del dolor de rodillas y de las ganas de mandarlo todo a paseo.